Retiro: un momento para la reflexión
Por Jordi Vilá
Ilusión y excitación, eso es lo que siento por el próximo retiro de este fin de semana muy cerquita de Sitges, las experiencias anteriores han sido todas ellas gratificantes, con una conexión muy grande entre todas las personas que estábamos ahí.
Es momento de parar, ir hacia dentro y hacia fuera, con la enorme fortuna de contar con otros compañeros de viaje con los que compartir miedos, ilusiones e inquietudes, poner toda la carne en el asador y salir fortalecidos.
Conversaciones que se alargan, troncos que queman en la chimenea, atardeceres de ensueño, amaneceres con el café en la mano, dejando que los sueños emerjan y poco a poco se vayan construyendo realidades, dejando que un puñado de realidades se vayan forjando al calor de la compañía más sentida.
Es curioso porque, el inicio de estos encuentros, algunas personas no se conocen, otras se conocen solo la parte más visible y, con el paso de las horas, las capas más superficiales van cayendo y permiten ver más allá de la piel, y ahí es donde la conexión se torna vínculo, donde las almas se rozan para permitir que cada cual muestre una parte de su Ser.
Quienes han participado de estas experiencias manifiestan haber sentido una profunda conexión consigo mismos, con el entorno y con el mundo, algo complicado en un mundo que va cada vez a mayor velocidad.
Y cada cuál va a su ritmo y a la profundidad que decide, aunque bien es cierto que hay un momento en el que es como si las amarras se rompieran y me dejara ir, fluyera hacia lo que quiera suceder.
No es casual que las personas que se encuentren sean esas y no otras, porque justo esas son las que debían encontrarse para enriquecerse unas a otras, el destino quiere unirnos, y lo hace de la forma más impensada…casualidad causal le podríamos llamar.
¿Quién soy y quién quiero Ser?, quizás este fin de semana adquiera mayor conciencia.