La mirada detrás de la mirada

Foto: Higgins para Pixa Bay

Qué duda cabe de que las creencias y los pre-juicios nos ayudan a vivir de una forma más eficiente y segura en ocasiones y, en otras, nos privan de unas experiencias que son auténticas joyas.

En ocasiones me quedo con la primera mirada, sin darme la oportunidad de observar la mirada detrás de la mirada, ¿qué hace que esa persona o comportamiento me produzca rechazo? ¿es real el pensamiento que acompaña a esa primera mirada? ¿qué ocurrirá cuando me dé el permiso de ir más allá y dejar aparcados mis juicios y valoraciones?

Recientemente he podido ver la realidad que escondían gruesas corazas de personas con las que me relaciono y con las que me siento muy a gusto y aprendí a quererlas aún más, a ver la mirada que había tras esa primera mirada, e incluso la mirada que había tras su mirada, algo que me llevó a una reflexión que me permitió dar un paso más en mi camino hacia el Ser: ¿qué dolor, qué experiencias hay tras esas personas con las que me topo a diario y me suscitan atracción o rechazo?

Simplemente no les doy oportunidad, planteo de forma casi automática mi rechazo, mi posición defensiva frente a ellas, sin darme la oportunidad de mirar tras su mirada, de mirar tras ese comportamiento anómalo para mi.

Tras una mala cara, una respuesta arisca o un comportamiento agresivo puede haber una historia digna de ser escuchada, aunque quien tengo delante no me la cuente con palabras, y eso me lleva a la reflexión profesional, ¿qué es lo que hay tras esa persona que no acaba de estar satisfecha? ¿qué es lo que necesita?, y no hablo aquí de buenismo, hablo de saber interpretar, de escuchar que es lo que está gritando con su silencio.

La parte fácil es el rechazo, la de gran líder es la lectura en profundidad, sin excluir que esa persona deba abandonar la organización, a fin de poder llegar a que nos muestre sus talentos.

Conocía la teoría, últimamente he podido comprobar en mis entrañas esas historias detrás de la historia, esas criaturas asustadas ocultas tras una coraza de fortaleza.

En un proceso de coaching, llegar hasta esa esencia es lo que representa la diferencia entre una conversación superficial y otra en profundidad, entre un cambio y una transformación, y para ello, es imprescindible que sea el momento y esté preparado para llegar hasta ahí.

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