Coaching: Más coaches que flores en el campo

Foto: Jordi Vilá

El título del presente artículo es un comentario oído a menudo, es como si una pandemia anterior al COVID se hubiera desatado para dar lugar a un sin fin de personas dedicada a una actividad que, en algunos foros, se considera poco menos que una práctica un tanto extravagante y al alcance de ser realizada por cualquiera.

Y así es, si consideramos que todo aquel que se presente como coach ha recibido la formación necesaria, ha sido mentorizado y supervisado y ha desarrollado las competencias necesarias para realizar su función, pero la realidad no es esta y es que, siendo una práctica relativamente novedosa y no regulada, nos encontramos con gran cantidad de coaches que no son tales, como no serían médicos, abogados, lampistas o inspectores del gas.

Cuando una organización contrata a un/a Coach ejecutivo, contrasta las credenciales presentadas, sondea entre sus experiencias para contrastar la veracidad de su experiencia y solo entonces procede a su contratación.

En mi caso y como formador, mentor y supervisor de coaches con una credencial MCC de la ICF, he visto prácticas nada ortodoxas por parte de pretendidos coaches, he escuchado de boca de algunos clientes algunas aberraciones contrarias a la buena praxis del coaching y he visto algunos de esos resultados que han dejado la tierra quemada bajo sus pies.

Trabajar en un entorno seguro de coaching va a dar al cliente unas posibilidades de crecimiento que difícilmente se darán con otro tipo de disciplinas como la formación o el mentoring, aunque el coaching no sirve para todo ni en cualquier circunstancia, algo que un buen coach sabrá exponer a su cliente.

El Coaching es un proceso de acompañamiento, un traje a medida para cada usuario, algo que permite centrarse en una transformación personal que va mucho más allá de una cuestión meramente profesional, lo cual incide directamente en el desarrollo de las propias capacidades y en la obtención de resultados.

Quién ha trabajado con un/a profesional del coaching que haya tenido la formación adecuada con unas credenciales contrastadas, podrá ofrecer una visión bien distinta de aquellas personas que hayan trabajado con aquellos “Vende humos” que exponen a los cuatro vientos que si quieres, puedes.

Tras un/a coach profesional hay muchas horas de intenso trabajo introspectivo, muchas horas de formación, mentorización y supervisión de una actividad que nos apasiona, algo que queda patente en cada uno de los procesos que realizamos.

Huir de avisos como el que ilustra el presente artículo, una fotografía que tomé personalmente en una calle de mi ciudad, eso debería estar perseguido por la propia peligrosidad que implica.

¿Quieres coaching?, no te conformes con cualquiera que se te presente como tal.

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