¿Y si no hubiera mañana?

Un pájaro muerto.

Lo efímero de la vida, apenas unos minutos y ya todo será historia, saborear los pequeños momentos, todos y cada uno de ellos, incluso la lluvia que mansamente cae en el instante en que escribo estas líneas, lluvia que limpia, lluvia que hidrata el alma.

Muchas preocupaciones por aquello que fue o por aquello que vendrá, olvidando vivir la única casa que habito, la del hoy, la que me cobija en este momento permitiéndome Ser quien soy.

Ignoro lo que de verdad me importa centrándome en aspectos superfluos que considero esenciales, un día no presté atención a una risa infantil, a un comentario jocoso, a una confidencia dolorosa que hoy veo que representan la auténtica esencia de una vida.

Una enfermedad, un accidente, un descuido y todo acaba, como dicen en cine, en un fundido a negro sin permitir si quiera que aparezcan los títulos de crédito.

Discernir lo esencial de lo accesorio, saber disfrutar un silencio, una lágrima, una sonrisa, un pensamiento que me une al universo, aquella música que me conecta con mis profundidades, aquel aroma que me invade y me llena por completo, eso es lo que me mantiene vivo, ¿el resto?, una simple anécdota a la que en su día magnifiqué.

Quiero prestar toda mi atención a este momento, a disfrutarlo, a ser capaz de verlo bajo mi prisma y también desde el tuyo, a construir juntos nuestra propia realidad, quiero sentir, quiero ver con todos mis sentidos, también con mi tacto y mi oído, no tan solo con la mirada.

¡Cuantas cosas ve mi intuición!, y qué estúpido soy al mirar hacia otro lado cuando lo trascendente me es mostrado por otros canales a los que no estoy habituado.

Hoy veo la trascendencia de dar importancia a lo que realmente la tiene, a fijar mis sentidos en este momento, sin descuidar el mañana, pero haciendo que ese mañana no me impida Ser hoy.

¿Vienes?

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