Serenidad

IntocableConcédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que si puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia.

Estas sencillas palabras fueron escritas en 1943 por Reinhold Niebuhr y tienen una especial incidencia en momentos de turbulencias como pueden ser los actuales, en los que el estrés de la sociedad que hemos creado y el entorno organizacional más al uso, hacen que nuestro organismo se vea sometido a un esfuerzo continuo. Esta Oración de la serenidad, es también utilizada en organizaciones como Alcohólicos Anónimos, buscando ese momento de paz interior que permita su rehabilitación.

Nos dijo Sir Winston Churchill «Pasé más de la mitad de mi vida preocupándome por cosas que jamás iban a ocurrir.», y eso es algo en lo que nos hemos convertido en especialistas, preocupándonos, o bien por cosas que no tienen porque ocurrir, o bien por aspectos sobre los que no tenemos la menor capacidad de influencia, que alteran nuestros estados de ánimo y nos llevan a callejones sin salida.

Me sorprendía leyendo la frase del encabezamiento del presente post y me sorprendía la sabiduría de sus palabras, en las que se encierra la esencia de la fuerza del ser humano, infinito en su potencial.

Resulta estúpido preocuparse porque esté lloviendo ya que eso no lo voy a poder cambiar, pero sí podré escoger la reacción que tengo ante esa lluvia, si escojo lanzarme al campo con los pies descalzos a notar en mi propia piel la arena mojada, o elijo dotarme de un recio calzado que me permita mantener mis pies a buen resguardo. Nosotros somos los que tenemos la llave del impacto que lo irremediable tiene sobre nosotros.

Con muchos de mis clientes utilizo una técnica de visualización en la que les llevo al futuro, a su futuro contemplándose a sí mismos y, curiosamente, la inmensa mayoría relativizan en grado sumo sus preocupaciones del hoy y es que, la perspectiva del tiempo, hace que los acontecimientos se ciñan a su justa importancia.

Por otro lado, el cambio no es fácil y, de hecho, es esa incertidumbre que implica lo desconocido lo que nos mantiene en una suerte de estado de cierta resistencia, que acabaremos venciendo si eso es lo que verdaderamente queremos.

Ya Covey (1989), nos habla del circulo de preocupación y del círculo de influencia y, por higiene mental, nos conviene discernir aquellos aspectos en los que podemos influir directa o indirectamente, de aquellos que son irremediables.

¿Estoy luchando con Molinos de viento como Don Quijote de la Mancha?

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