Seducción o rotación

Corría 1925 cuando Elton Mayo realizó los experimentos en la Western Electric que evidenció la relación entre la satisfacción de los empleados y la productividad, que supusieron el inicio de la salida, que aún hoy dura, del Taylorismo y la entrada en el mundo de los Recursos Humanos, o más exactamente, de la gestión de las personas.

¿Por qué os cuento esto?, porque hay problemas que existirán por los tiempos de los tiempos, por no tener en cuenta ese primer estudio de Mayo, por no considerar al empleado como una parte fundamental en la cadena de valor de la organización.

No hace mucho oía unas quejas de una compañía puntera sobre la alta rotación de las personas antes de cumplir los dos años en la misma, con lo cual habían tenido tiempo de formarlas y poco más, lo que se conoce como “escuela para otros

Tras esa frase suelen venir otras del tipo “no le podemos dar lo que les dan otros” “no podemos pagar las cifras que pagan otros”, etc., sin pararse a pensar que el dinero es tan solo una motivación higiénica y extrínseca que puede seducir a una parte de la gente, pero ni de largo a toda.

Esa aseveración toma mayor sentido aún cuando hablamos de las nuevas generaciones, siempre dentro de unos valores de mercado, las cuales viven más motivadas por proyectos ilusionantes, salario emocional, etc. Que por el nivel retributivo.

¿Cuál es entonces el problema?, que eso requiere dedicación, requiere tiempo, conocer en profundidad a los colaboradores, interesarse por sus carreras y aumentar su empleabilidad y es algo que algunas organizaciones no están dispuestas a invertir, parece que sea más cómodo formar profesionales para otros.

Ciertamente supone una paradoja que aumentar la satisfacción del empleado y su empleabilidad acabe siendo el mayor de los atractivos, pero las pruebas nos demuestran que en un gran número de casos esto es así.

Empecemos a darnos cuenta de que eso es real, que invertir en las personas y en su satisfacción personal alejándonos del “café para todos”, obtiene excelentes resultados o, lo que es lo mismo, un alto impacto en la cuenta de resultados, ya sea a través de la disminución de la rotación, la atracción del talento, la disminución de la curva de aprendizaje con lo que ello supone o la merma de las bajas psicológicas.

¿Trucos?, no existen, un interés genuino por las personas que configuran la organización, coherencia en las actuaciones y liderazgo real.

¿Seguimos a golpe de talonario?

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