¿Oigo o escucho?
Por Jordi Vilá
Los vídeos, maravillosas herramientas de aprendizaje ya que, a fin de cuentas, nos dice el dicho que vale más una imagen que mil palabras así que, por favor, visualiza este vídeo de algo más de un minuto y continúa leyendo:
¿Cuántas veces me puedo confesar de haber tenido una escucha parecida a esta?, no importa el entorno, con mis hijos, mi pareja, compañeros, amigos o colaboradores, da exactamente lo mismo, porque el efecto es equivalente: no le importo lo más mínimo.
¿Qué consecuencias puede tener el oír ruidos en lugar de escuchar lo que la otra persona quiere transmitirme?
¿Qué mensaje es el que emito con semejante actitud?
Veo alguna cara de sorpresa que viene a decir algo así como – yo eso no lo hago, yo sé escuchar – y ahí es donde realmente quiero reflexionar.
Sí, sé que planteo más preguntas que respuestas, y es que en la función directiva, aunque pueda parecer mentira, la calidad de las preguntas va a ser lo que realmente permita crecer a los colaboradores.
Escuchar supone la diferencia entre que se sientan ignorados o se sientan valorados, que perciban la importancia que tienen para nosotros y la organización o sientan que no son más que mano de obra de mayor o menor cualificación, más cosas que personas.
Este vídeo puede parecer una caricatura, pero nos llevaríamos grandes sorpresas si alguien se dedicara a grabarnos con una cámara oculta.
Los grandes líderes no tienen poderes especiales, ni tan siquiera capas mágicas o pociones, tienen, simplemente, una Inteligencia Emocional que permite modular la atención que prestan a sus equipos; no oyen, escuchan; no enjabonan, halagan; no riñen, reflexionan, y todo por el mutuo crecimiento.
Esos grandes líderes hacen que nos sintamos escuchados y valorados, hacen que reconozcamos nuestros aciertos y nuestros errores y sintamos orgullo de ser quienes somos y estar donde estamos.
¿Cuán importantes son para mi las personas a las que lidero?