Normalidad

Un tonel firmado por Paco de Lucía en Jerez.

En múltiples ocasiones personas y equipos me plantean la opción de ser normales, algo que antaño me parecía de lo más coherente y que hoy, a través de las experiencias, he aprendido a relativizar en grado sumo.

¿Qué es la normalidad? ¿qué significa que yo sea normal? ¿en relación a qué o a quién?, porque la normalidad no es más que un criterio estadístico en base a una muestra representativa escogida de un modo u otro.

Hace unos días leía un artículo referente a una anormalidad congénita que hacía que los miembros de una familia tuvieran 6 dedos en las manos, ¿normalidad o rareza?, en su ecosistema el raro voy a ser yo, puesto que ellos constituyen la normalidad, por el contrario, situado uno de los sujetos en una muestra de personas más amplia, posiblemente sea él quien constituya la rareza.

Cada uno de nosotros, de los seres humanos, somos únicos e insustituibles, normales en nuestras rarezas, así que no debería preocuparnos ser diferentes en este o aquél aspecto, es más, eso forma parte de nuestro encanto puesto que nos hace singulares.

Parece que tendemos a esa normalidad que propugnaba Aldous Huxley en Un mundo feliz (1932), dónde todos los seres debían cumplir con unos patrones determinados, fuera de los cuales pasaban a ser proscritos.

Me siento diferente y por ello me siento afortunado en mi singularidad, sin mayor pena que la de haberme castigado a mí mismo durante demasiado tiempo por haberlo sido. Hoy veo la belleza y la positividad en todo ello.

¿Qué es una persona normal? ¿qué es un equipo normal?, ¿por qué debería ser como el resto? Estas y otras preguntas pueden ayudar a construir un mundo en el que cada cual se sienta pieza vital de un universo en el que, de no existir, algo sería echado en falta.

Todo será según el prisma que elija para mirarlo, ¿normal o único?

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