Nadie garantiza que mañana estés aquí

Foto: Jordi Vilá

Permitirme iniciar este breve artículo con un cuento extraído del libro “Ojala fuera cierto” de Marc Levy.

Imagina que…en un sorteo ganaste el siguiente premio:

Tu banco deposita CADA DÍA 86,400 € (ochenta y seis mil cuatrocientos Euros) en una cuenta particular a tu nombre…pero, como es costumbre, este premio también exige condiciones específicas:

PRIMERA CONDICIÓN:

Puedes disponer de TODO el dinero de la manera que TÚ quieras… PERO, el dinero que NO utilices en el día, el banco lo retomará. Tampoco podrás utilizarlo para abrir otra cuenta. Simplemente, ¡TIENES QUE GASTARLO!

Cuando despiertes al día siguiente, el banco depositará nuevamente en tu cuenta 86,400 € para que lo gastes ¡ESE DIA! Y así sucesivamente…

SEGUNDA CONDICIÓN:

El banco puede cancelar el premio EN CUALQUIER MOMENTO Y SIN PREVIO AVISO. El banco cancela la cuenta y NO tienes opción alguna para abrir otra cuenta con ese dinero… El juego se da por terminado…

ENTONCES, SI TÚ CONOCES ESTAS CONDICIONES ¿QUÉ HARÍAS?

Seguro que empezarías a comprarte todo lo que te venga en gana. ¿No es verdad? No sólo para ti, sino para las personas que quieres y estimas mucho. ¿Cierto o no?

Quizás, incluso para gente que tú ni siquiera conoces, puesto que no siempre podrías gastar todo el dinero sólo para tí… ¿Verdad?

Intentarías utilizar CADA céntimo que tuvieras a tu disposición… ¿Verdad?

LO QUE NO PUEDES IMAGINARTE…

¡ES QUE ESE JUEGO ES UNA REALIDAD!

Todos y cada uno de nosotros recibe al nacer una cuenta en el «BANCO MÁGICO»… sólo que no la vemos: El Banco Mágico es ¡EL BANCO DEL TIEMPO!

Desde el momento en que nacemos, recibimos CADA MAÑANA de nuestra vida 86,400 SEGUNDOS DE VIDA PARA VIVIRLA CADA DÍA. Y, en la noche, cuando nos acostamos a dormir, el tiempo que no hemos utilizado ese día… ¡NO SE ACUMULA PARA EL DÍA SIGUIENTE!

¡El tiempo que “NO VIVIMOS ESE DÍA”…se pierde por completo! Y cada mañana, nuestra cuenta vuelve a llenarse…

Pero el banco puede EN CUALQUIER MOMENTO Y SIN PREVIO AVISO cancelar la cuenta. Entonces, ¿Qué haces tú con tus 86,400 segundos que recibes a diario? ¿No son MÁS valiosos que la misma cantidad del ejemplo expresada en Euros (€) ?… ¡Piénsalo bien!

Parece que vayamos a vivir eternamente cuando la verdad es la contraria, merece la pena aprovechar cada segundo, en mi caso y sin previo aviso, un infarto llamó a mi puerta y, mi conversación con la Muerte, bien podría haber sido la siguiente:

M – Jordi, nos vamos.

J – ­Perdone pero tengo planes para mañana, ahora no me puedo ir.

M – Lo siento, no hay prórrogas, no hay tiempo de descuento, el momento de irse es ahora.

J –Pero, hay gente que me espera, gente a la que no puedo dejar colgada, mi agenda está repleta.

M –Tu agenda ahora no es importante.

J – Bien, déjeme entonces hacer algunas llamadas, me quedan cosas aún por decir.

M – Haberlo pensado mejor, tus prioridades han dejado de serlo.

En mi caso me sabía la teoría y descubrí que la práctica es bien distinta, lo sabía a nivel cognitivo pero no a nivel visceral, a nivel emocional, la sensación que me quedó aquel día al recibir esa prórroga, fue de gran alivio, aún tenía tiempo.

El resultado de aquella experiencia es establecer prioridades, primero conmigo mismo y con mi entorno más cercano, después, reprogramar lo que es importante y lo que es accesorio, lo que para mi es vital y lo que es completamente prescindible, las personas con las que quiero estar, los lugares que quiero visitar, las experiencias que no me quiero perder.

Hoy hay determinadas cosas que antes me exasperaban y hoy no dejan de ser simples picores como el de la picadura de un mosquito, algo molesto pero en ningún caso grave, mis valores se han reforzado y reprogramado, unos han escalado posiciones y otros los han bajado.

Vida es aquello que hay entre el momento de nacer y el momento de morir, de irse de este plano, ¿vamos a dejar que no haya nada en este trecho?, como he oído en algunos lugares, Vida es aquello que hay antes de la muerte, y cada uno escoge como quiere vivirla.

Quiero recordar que nada es para siempre y que los apegos son de escasa utilidad, como la diferencia entre querer (posesivo) y amar (generosidad) que nos expresa «El Principito»

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