Mirando con los ojos del alma

Una mirada.

Quizás fuera tan solo un atisbo de lo que podía ser, tan solo un fogonazo, y la realidad que vi fue una realidad limpia, sin juicios que distorsionaran, sin filtros que me manipularan, porque aquello que vi fue visto con los ojos del alma.

Nos dice Antoine de Saint-Exupéry “Lo esencial es invisible a los ojos”, y eso es algo que se percibe tan solo cuando estamos en una experiencia cumbre, como así las llama Maslow (1968), cuando me percibo a mí mismo como parte integrada con el universo y eso me lleva a una sensación de plenitud y serenidad.

¿Qué es lo que me lleva a esa experiencia cumbre?, la paz conmigo mismo y la posibilidad, quizás la casualidad causal, de mirar con los ojos del alma y ver una unicidad en todo lo que me rodea.

Seguro habrá quién pensara que eso solo es posible tras la ingesta de algún tóxico, pero quien lo ha experimentado sabe bien de lo que estoy hablando, son esos momentos en los que parece que el mundo entero cobra un sentido diferente, un sentido de Ser, simplemente Ser, sin mayor perturbación, por turbulento que sea el contexto.

Ahí no hay pasado ni futuro, ni paranoias que me distraigan, solo está el hoy, el aquí y el ahora, el momento presente, dónde el tiempo carece del sentido que le doy habitualmente.

Mirar con los ojos del alma, que sencillo de expresar, que maravilloso de vivir y que complejo de ver, porque es mirar con el Ser.

¿Con que ojos quiero mirar?