Mi regalo

Jarmoluk y congerdesign para Pixabay

Escribo estas líneas justo la víspera del día de reyes, el 5 de enero, y es que siempre he hecho de este un día muy especial, más que por los recuerdos de infancia, por lo que de adultos hemos ido construyendo y por el significado que, con el tiempo, he ido dándole.

No sé si todo el mundo convergirá en una experiencia semejante, esta es tan solo la mía, una más de entre tantas, la que se ha ido tejiendo a lo largo de una vida.

Estos días he ido pensando en aquellas personas que tienen un lugar especial en mi interior y, mientras iba de paseo en busca de aquel detalle, me permitía pensar en lo que podría gustarles, en las sensaciones que podían experimentar e incluso en la cara que pondrían, y eso hacía que de un modo u otro, estuviera con ellas.

Entraba en una tienda y veía aquel hombre o aquella mujer con un objeto en las manos, grande, pequeño, de precio alto o bajo, pero siempre con el cariño dibujado en el rostro, quizás porque también en su interior se dibujaba el rostro de esa persona en la que pensaba.

Por otro lado, sé que mañana tendré emociones muy sentidas ya que cada palabra, cada envoltorio, lo percibiré como dirigido expresamente a mí, deja de ser un lápiz o un jersey y pasa a ser aquel detalle que hizo que estuviera en el pensamiento de aquella persona.

Llámalo ego si quieres, pero es la satisfacción de pensar que soy importante para alguien, que ocupé su pensamiento ni que fuera por unos instantes y eso es lo que realmente es importante, al menos para mí.

Sé que mañana en millones de hogares una sonrisa e incluso alguna lágrima, se escapará fruto de la ilusión de saber que ese alguien pensó en ti y, por supuesto, también en el mío, dónde es una jornada muy especial.

No importa el regalo porque el regalo es en sí, ese pensamiento tenido antes, esa compañía que he sentido incluso estando solo, ese abrazo en la distancia.

Los reyes existen, los veo a diario en la mirada de pequeños y grandes y vienen cargados de todos esos presentes que nos hacen felices, no hace falta que lleven corona porque ya los veo coronados por la alegría.

Y hoy, ¿cuál ha sido tu mejor regalo?