Los cimientos del equipo.La Misión
Por Jordi Vilá
Aquel colectivo de personas aún no era un equipo cuando empezamos a trabajar, se notaban a sí mismas como un conjunto deslavazado que querían empujar todas en el mismo sentido, sin suponer una carga para nadie, y así empezó su aventura, su viaje hacia el más increíble de los destinos.
A la pregunta de porque existían como grupo constituido surgían respuestas vagas y poco estructuradas, como si hubieran tantos motivos como personas, como si la misión de aquella pequeña orquesta, fuera individual en cada uno de sus miembros y, de vez en cuando, se unieran para compartir inquietudes.
Ese fue un buen punto de partida, explorar el motivo de su existencia como área de trabajo, su utilidad como colectivo, y es que nunca se lo habían planteado y, su líder, había dado por supuesto que tal información era bien conocida, compartida e impulsada. Nada más lejos de la realidad.
Ese primer paso en la construcción de su orquesta, fue enriquecedor, ya que les permitió explorar el trabajo que realizaban, el punto en que se situaba en la cadena de valor de la organización. Empezaban a utilizar el nosotros en lugar de utilizar del Yo.
Fue una jornada larga y dura, plagada de ilusión y compromiso. Nada se daba por sentado, todos buscaban encontrar esa frase que les permitiera definirse y fuera entendida por cualquier persona ajena al colectivo, se debatía con viveza y pasión, como también con el máximo respeto, sin agresiones, sin acritudes, sin personalismos absurdos que no conducen a ningún destino.
Al final de la mañana, esa Misión, había dado en nacer. El equipo, empezaba a ser, aunque aún faltaba mucho para poder considerarlo como tal. La comida fue animada y se notaba distensión, todo y que los debates habían sido intensos, reinaba el buen humor y los ánimos para afrontar el resto de la jornada eran francamente buenos, incluido el del líder, mirando a su equipo con franca admiración por el desapego con que se había desarrollado todo.
Podía parecer mentira que un conjunto de personas que trabajaba de manera conjuntada, no conociera su razón de ser pero, a fuer de ser sinceros, muchos grupos de trabajo no son más que eso, un conjunto de personas trabajando juntas sin conocer muy bien cual es el significado de hacerlo de ese modo.
La principal diferencia entre los que tienen esa finalidad conjunta, definida y conocida es que saben el motivo por el que trabajan, lo hacen suyo y llegan a identificarse con el que un día será un equipo, quizás de alto rendimiento. De ahí al orgullo de pertenencia.
¿Conoce nuestro equipo su misión?