Lo que no se ve

PeteLinforth y Pexels para Pixabay

¡Hay tantas cosas que no se ven!, tantos esfuerzos, tanto amor, tanto cuidado que no se ve y sin embargo se intuye, se intuye que las cosas no ocurrieron por casualidad y es que, como decía el zorro de Saint Exupery, lo esencial es invisible a los ojos.

Vemos a un gran líder y no vemos las personas que participaron en su construcción, no vemos aquellas maestras que le enseñaron las cuatro reglas o la lectura y escritura, vemos el edificio, e ignoramos los metros de cimientos que hay bajo la mole, siempre soportando el peso y nunca visibles.

Como en el iceberg, lo que se ve es apenas una muestra de lo que realmente es. Tras una persona de éxito hay miles de horas de esfuerzo personal y muchas personas que contribuyeron a ello, desde los padres, maestros, educadores, quizás aquel entrenador de las actividades extraescolares o aquella canguro adolescente.

Sería interesante pasar la lupa por aquello que no se ve, adentrarnos en el mundo de las cocinas y percibir realmente los aromas del fuego lento, los pinches picando la cebolla y los friegaplatos haciendo su trabajo. Eso es lo que no se ve, y el mundo está lleno de ello.

Muchas veces me pregunté qué hizo que sea quien soy y que hace que día a día me transforme, mis modelos y contramodelos, los miedos y las ilusiones y, en definitiva, aquello que no se ve.

Hasta que quiero verlo, y entonces me ocupo de entrar en esas cocinas, de conocer a los que lo hacen posible, de admirar su callada labor y percibir la grandeza de quien, simplemente, no necesita ser visto, y de lo imprescindible y lo poco valorado que eso está, en una sociedad ególatra y hedonista como la actual.

A partir de hoy, como en el guerrero pacífico, quiero indagar, quiero ser consciente de lo que no se ve, de lo que pasa desapercibido a los ojos, de explorar en las esencias de las personas con quienes estoy, de ver el esfuerzo y la ilusión existente tras cualquier actividad.

También quiero ver lo que se oculta tras la mirada arisca y el gesto torcido porque, tras lo que no se ve, siempre hay una historia.

¿Me conformo con lo que veo o busco lo que no se ve?

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