Cambiando la mirada

Foto por Jordi Vilá

La serenidad es lo que me permite tomar decisiones en entornos de fuerte presión, lo que me permite mantener la calma, vendría a ser algo así como un oasis de tranquilidad en medio del fragor de la batalla.

La cuenta de resultados arroja pérdidas, hemos perdido a nuestro principal cliente, o la persona a la que veníamos preparando, deja la compañía, la verdad es que, con días como este, casi mejor haberlo saltado en el calendario, todo invita al descontrol, a la zozobra, a la pérdida de los nervios.

Y así habría sido hace algún tiempo, tiempo en el que cualquier problema tenía en mí una grave afectación que nublaba la visión y secuestraba la razón, de algún modo todo quedaba secuestrado por la emoción, esa desconocida que, llegaba, golpeaba y se asentaba creando confusión.

Los años han ido poniendo las cosas en su sitio y voy viendo que, las reacciones desproporcionadas, no llevan a ningún sitio más que a la desazón y a crear aún mayor confusión; la Organización, en momentos de incertidumbre, mira a sus líderes, observa sus reacciones y eso permite que se mantenga una cierta paz o suenen todas las alarmas.

¿Te suena?, entonces es que ya has pasado por esos momentos de ceguera pasajera que tan malos resultados conllevan y has llegado al punto en el que, el autoconocimiento y la gestión, te permiten esa visión estratégica que da la capacidad de observar a vista de pájaro.

Podemos hablar del cambio de perspectiva en el observador, el hecho simple y complejo a la vez, de aprender a situarse en una posición distinta, algo así como ir cambiando el lugar desde el que veo las cosas, o como si fuera cambiando las gafas con las que miro la vida, ahora azules, después verdes y mañana amarillas, ¿qué cambia ahora?

El gran problema de algunas personas que ocupan posiciones ejecutivas radica, precisamente, en la incapacidad de ver las cosas desde otra óptica, de escuchar aquello que nadie ha dicho todavía y de ver aquello que nadie ha tenido el acierto de observar con otro prisma.

En una conversación reciente una persona a la que admiro me decía que la angustia y el estado emocional no gestionado le producía una ansiedad que bloqueaba su creatividad y que, volver a un estado de serenidad, abría su torrente de motivación e innovación.

Situarse en otro plano, sacar a pasear nuestro niño interior y ver la realidad sin los filtros mentales que tan útiles nos son en otras ocasiones, pueden ser un buen camino para llegar a la serenidad, tan esquiva en ocasiones.

¿Cuál es tu camino a la serenidad?

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