¿Dónde estará tu luz?

Esta foto tiene muchos años, quizás 14 ó 15, pero estoy seguro de que aquella niña aún está en el mundo de sueños que la tenía subyugada. Cayó en mis manos de nuevo hace unos días y no podía dejar de mirarla, ¡son tantas las cosas que se me dan en leer en esa carita ensimismada!!

Se diría que está en el país de Nunca Jamás, o quizás en su sueño, o tal vez en el mío pero, en cualquier caso, está a cientos de kilómetros del lugar en el que está; podría estar en el pasado o en el futuro, imaginando a Campanilla o Peter Pan, o podría ser también que su pensamiento estuviera ocupado por papá y mamá, sus valedores, sus guardianes que la protegen de todo mal.

Leo en sus ojos ensoñación, ilusión y un viaje hacia cualquier lugar al que ella quisiera ir, porque ahí no habían imposibles, aún no habían nacido en ella las limitaciones, podía ser una bailarina, una actriz o, la mejor de las maestras. Podía soñar en dar una vuelta por la luna, jugar al tres en raya con las estrellas o al parchís con los delfines porque en su mundo, todo era posible.

Maduramos, crecemos y cercenamos nuestra imaginación, levantamos barreras, perdemos esa mirada que traspasa el acero, que derrumba paredes; poco a poco nos encadenamos a lo real, a lo plausible y olvidamos las sutilezas de ese País de las Maravillas en el que habita Alicia y la reina de corazones o el hombre de hojalata, hasta que un buen día esa mirada renace, el espejo nos devuelve ese brillo y estamos dispuestos para verlo tras un profundo viaje interior.

¿Qué ha ocurrido para que de nuevo surja esa mirada?, simplemente hemos sido capaces de iniciar ese camino, ese camino interior a nuestra esencia, dejamos el personaje y penetramos en nosotros, volvemos a oír la lengüecilla de trapo, retorna la carcajada contagiosa y volvemos a descubrir la magia de las mareas y a atrevernos con aquello que nunca nos dijeron que era imposible.

Ella decidió hacer ese tránsito a su interior y aún hoy descubre que lo que un día se antojó imposible, ahora ya no lo es y es que, cuando la luz se apaga, aprieta el interruptor de su yo y la luz vuelve a brillar, ¿quieres tu también iniciar un viaje que te permita encender de nuevo tu luz?, nada es imposible si así lo decides, no permitas que otros te suman en la oscuridad de su mediocridad.