Descubriendo la potencia del equipo
Por Jordi Vilá
Un buen día, tenía una sesión de Coaching de equipos con un colectivo del que me dijeron que era complejo dada su exacerbada racionalidad, algo que impediría aflorar las emociones que hubiera en ellos y entre ellos.
Estuve horas y horas dándole vueltas al proyecto, sin saber muy bien por donde iniciar el trabajo, hasta que decidí ser yo mismo, sin llevar nada preparado, sin creer en las palabras de mi interlocutor y danzar en función de lo que encontrara.
Sabia decisión que, por venir de donde venía, di en adoptar. Cuando me dirigía hacia las instalaciones en las que realizaría la intervención, tan solo llegué a unos acuerdos conmigo mismo: divertirme con ellos, sacar lo mejor que quisieran sacar de ellos mismos y hacerles sentir en la forma en que ellos quisieran hacerlo; en resumen, que fueran quienes eran sin pretender que fueran quien no eran, como personas y como equipo.
Trabajamos aquello que quisieron trabajar, pero en la forma en que les propuse, dejando la palabra de lado, jugando con las sensaciones, con las percepciones, con todos sus sentidos, empleando técnicas creativas que nos permitieran construir el equipo que andaban buscando.
Con la perspectiva del tiempo, veo que fue la decisión más acertada ya que, al no pretender forzar nada, los acontecimientos se fueron desarrollando de un modo natural, auténtico y veraz, permitiéndoles conocerse de un modo que hasta ese momento les había sido vedado.
En ese equipo, habían muchas ganas de mostrarse tal como eran, sin mascaras y aparcando, ni que fuera por unos instantes, su racionalidad, dejándose llevar por sus sensaciones, algo en lo que se aplicaron especialmente, permitiendo a su hemisferio derecho actuar libremente.
¿Qué ventajas obtuvieron de ello?, descubrieron que eran mucho más de lo que ellos habían pensado nunca, pudieron experimentar en un espacio controlado, sin nadie que emitiera juicios, sin que existieran expectativas previas, permitiéndose ser ellos mismos, sin ligaduras, sin restricciones.
Al acabar, confesaron que no tenían muchas esperanzas ya que lo realizado hasta entonces, eran talleres de trabajo en equipo, sin entrar en profundidad en sus circunstancias y su día a día, es decir, habían trabajado sobre modelos estándares. Hoy podemos decir que, el trabajo realizado, les ha sido útil para estirarse como equipo y empezar a obtener unos resultados hasta el momento impensables.
Mi aprendizaje fue reafirmar que, el sistema, es naturalmente creativo y lleno de recursos y que de ahí es de donde debemos estirar para obtener su mejor versión
¿Quieres ver hasta dónde es capaz de llegar tu equipo?