Cierre de un proceso de Coaching
Por Jordi Vilá
Hoy he cerrado un proceso de Coaching que empezó hace ya unos meses, en la reunión tripartita se veía la satisfacción de todas las partes, llegar al Objetivo ha sido duro y gratificante a la vez, mucho aprendizaje en estos meses y resultados que se pueden medir.
En un proceso de Coaching Ejecutivo suele haber un cierto nerviosismo por parte del usuario del servicio (el cliente) y altas expectativas por parte del patrocinador, nada fuera de lugar, tan solo se trata de ajustar a la realidad la inquietud de unos y el miedo de otros.
Cuando empieza este viaje, el cliente va a hacer la que posiblemente sea una de las etapas más enriquecedoras de su vida, ya que todo aquello que obtenga quedará por siempre en sus activos, es un viaje hacia dentro que posteriormente le permitirá ir hacia fuera.
Imaginar el privilegio que supone para el coach acompañar a la persona en ese viaje hacia su Ser, un viaje en el que podrá descubrir los motivos que le impiden avanzar, ponerse retos, recibir preguntas que quizás nunca se había hecho y, ante sus respuestas, comprobar que no hay juicio alguno y es que, después de muchas horas en compañía de otras personas, vemos la riqueza en cada una de ellas.
Un espacio abierto y cerrado a la vez, abierto a la experimentación, a la reflexión, a la aventura de abrir a la curiosidad otras formas de ver la realidad, cerrado al intrusismo, al chismorreo, al juicio, a los intereses partidistas, a las agendas ocultas.
En el cierre que os comentaba al inicio de estas líneas pude ver como la franqueza se abría paso entre las partes, como la generosidad mutua se instalaba entre las dos personas y debo reconocer que esto es algo habitual.
Contra más procesos vengo realizando, y ya son muchos, más me sorprende el agradecimiento del cliente por los logros conseguidos, porque es la persona la que debe agradecerse esos logros, fueron sus reflexiones, sus decisiones, su valentía de cambiar hábitos quizás arraigados en lo más profundo, pero estamos inmersos en una sociedad en la que el autoagradecimiento no se prodiga.
Un día me encontraba con una cliente que me contaba de sus logros y el origen de estos: haber aprendido a buscar sus recursos, haber aprendido a admirarse de sí misma y haber aprendido a afrontar los miedos, ¿puede haber mayor riqueza?
Hoy inicio un nuevo proceso, ¿cuáles serán las tierras por visitar?