Balance de liderazgo

Acaba un año y con él, convendría hacer algunas reflexiones que me ayuden a ser un mejor líder o referente, o compañero o, … sea cual sea el rol que desempeñe en la actividad que desarrolle.

Siempre he pensado que una buena forma de medir el liderazgo es pensar en los colaboradores que han conseguido progresar en su desempeño, como personas y como profesionales, aunque sea volando fuera de mi influencia.

Al hilo de esto, recuerdo un cliente que me pidió que atendiera la petición de su Director Comercial y lo considerara como candidato para otra posición profesional ya que él no le podía dar mayor cancha. Esa fue una excelente muestra liderazgo, generosidad y amplitud de miras.

Si alguna de las personas que han colaborado conmigo ha volado fuera del nido, sea dentro de la organización o fuera de ella o, en el caso familiar, se haya independizado, es señal de que ha habido una buena labor de acompañamiento, aunque ¡ojo!, no confundir volar fuera del nido con poner tierra por medio o salir huyendo, que viene a ser lo mismo.

¿Cuánto se han desarrollado esas personas?, esa es una buena pregunta para empezar con el balance del liderazgo, puedo pensar en ser un líder increíble y seguir actuando como un Jefe de los que todos huyen, así que nada mejor como haber generado la suficiente confianza como para tener una charla de revisión anual.

Es bien curioso que poco jefes hay que se preocupen por obtener el feedback de sus colaboradores, ¡piensan que lo saben y ay!, craso error, porque esas personas no tienen idea, en la mayoría de ocasiones, de su labor como servidores del colectivo, bien distinto del líder que se preocupa por obtener una opinión sincera de sus colaboradores.

¿He tenido subordinados o colaboradores?, la respuesta que dé a esa pregunta será un buen indicador de mi nivel de liderazgo.

En su día leí que los líderes crean a otros líderes y los jefes producen seguidores, algo que se vincula con otro recuerdo de mi paso por el mundo de la selección de personal: el rechazo de personas brillantes y ajustadas al perfil, el problema no era ellas sino sus posibles contratadores, temerosos de tener talento que ensombreciera su pobre actuación.

La verdad es que, si en este balance la columna del aprendizaje está vacía y la de la enseñanza llena, bien pobre va a ser, señal de que he sido incapaz de ver a los otros como fuente de mi enriquecimiento espiritual y profesional y sí, por el contrario, los he visto como seres incapaces y carentes de recursos.

¿Cuál es mi balance para este 2016?

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