Ventajas de la virtualidad

Foto: Jordi Vilá

Esta semana estamos teniendo la Semana Internacional de Coaching de la ICF a nivel mundial, y debo confesar que la estoy disfrutando tanto como la agenda lo permite.

Algo que quería poner sobre la mesa es la ventaja de que las sesiones (talleres, webinars y demás), sean en virtual, en concreto dos de las actividades que facilité debían hacerse en formato presencial en la Calle Verdi de Barcelona, sede del Institut Gestalt.

Cuando pienso en el diseño de un taller normalmente recibo un buen chute de adrenalina y, en este caso, el reto era aún mayor puesto que debía ser virtual atendiendo a las circunstancias actuales, empecé a trabajar en las posibles formas de hacerlo según experiencias anteriores y nuevas herramientas y cada vez estaba más decidido a conseguir, por lo menos, el mismo impacto.

Hay muchos prejuicios sobre el entorno virtual, prejuicios que fuimos desmontando uno a uno, si me permitís el símil, un Ferrari es un buen coche, y una inutilidad completa en una pista forestal bacheada, quizás en ese entorno un viejo Mehari resultaría mucho  más efectivo, así que se trataba de adecuarnos al entorno, no de pretender hacer lo mismo.

La primera sorpresa estuvo en la lista de inscripciones, allá donde el aforo de una sala hubiera sido, como máximo, de 50 personas, permitió algo más que duplicarlo y, donde solo acudiría gente de la ciudad o cercanías, nos encontramos con diversidad geográfica y cultural: toda España, UK, Dubay, Chile, Colombia, Argentina, México, Perú y un largo etcétera, con más de 40 ciudades distintas.

Las herramientas técnicas nos permitieron acercar la vivencia al máximo, con la ventaja para las personas más tímidas de poder quedar salvaguardadas.

Todo el mundo pudo participar, generamos pequeños grupos de trabajo, utilizamos herramientas colaborativas, nos apoyamos en Youtube para que los participantes pudieran vivir en primera persona una de las actividades y, algo interesante es que quedaba para la privacidad el calzado de cada cual, ¿o acaso no había calzado?

Por supuesto que el contacto físico es importante, y no lo cambiaría por nada, y también es cierto que un mix entre ambos se va desvelando como una excelente solución que reduce viajes y costes, minimiza el riesgo, maximiza el tiempo y hace que, esos contactos presenciales, tengan aún mayor valor cuando se dan.

¿Presencial o virtual? En mi caso me quedo con ambos.

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