Tu eres tu trabajo
Por Jordi Vilá
Estamos de acuerdo, te quedas en paro, además es posible que te vayas con pocos recursos con los que poder enfrentarte a un futuro que se dibuja incierto, lo cual causa el mayor de los pánicos. Literalmente te pondrías a gritar; pues no te cortes y hazlo, grita, indígnate, da rienda suelta a esas emociones y no permitas que se enquisten pues eso no provocará más que un estado de ánimo depresivo del que será difícil salir.
Si estás en esa franja de edad que supera los 45, es posible que sumes a lo anterior lo que hasta hora era una realidad: el mercado no acepta a los mayores de esa edad, pese a sus habilidades y experiencia. Fijémonos bien no obstante en el matiz “hasta ahora”, algo que explico en los siguientes párrafos.
Si eres joven y estás bien preparado, no tendrás problema y hasta es posible que las circunstancias te empujen a una aventura que a lo mejor no te apetece o que en ningún caso te habías planteado: la aventura de salir fuera, quizás a Alemania o quizás a Canadá o Australia, o quizás China o Brasil.
Pero vayamos a ese colectivo que ya supera una cierta edad. Ahí hacer un balance real de la situación es vital; un DAFO bien meditado y sincero, como enumerar tus aficiones y pasiones. Puede ser el momento en el que aquella afición se pueda convertir en profesión y dejes de ser un trabajador para convertirte, por fin, en un privilegiado que vive de aquello por lo que pagaría por hacer.
Ten en cuenta que tienes el potencial para hacer lo que desees hacer, siempre dentro de un orden y utilizando la lógica. Uno y mil ensayos te indicarán la dirección por la que ir.
Huye de esa falsa creencia de “toda mi vida he estado haciendo esto y ya no se necesita en el mercado, además, no sé hacer otra cosa”. En primer lugar, es posible que si miras las cosas desde otra óptica, descubras nuevas utilidades para aquello que hacías (un ejemplo, los arreglos de ropa que habían caído en desuso, vuelven a cobrar energía), o a lo mejor deben ser otros los horizontes en los que aplicarlo, o…imaginación al poder.
¿Cuál es esa pasión que nunca pudiste llevar a la práctica?, ¿cuál esa afición con la que te pasan las horas como si de segundos se tratara, aquella en la que te reconoces casi como medallista olímpico?, ahí hay otro filón posible de trabajo que, más que trabajo, puede devenir una diversión retribuida, a lo mejor incluso con unas cifras que no hubieras soñado como asalariado.
Puedes, no intentes y haz, los resultados, estoy seguro, te sorprenderán. Abandona a la víctima que hay en todos nosotros y saca de una vez a esa persona intrépida que sabes que vive en ti.
Mañana es lunes, ¿qué vas a hacer para convertirte en ese nuevo tu?