Síntoma o raíz

Piel y cuerpoParece que nos conformamos con eliminar el síntoma del mal que nos aqueja y, siguiendo a nuestro refranero, muerto el perro se acabó la rabia, pero en el caso de  la persona deja de ser cierto para convertirse, sin más, en una falacia sin sentido.

Esto es algo que podemos observar en muchas de las actuaciones, actuando en modo automático, realizamos una serie de acciones que provocan una serie de reacciones, de algunas de las cuales somos conscientes pero no de otras.

Pongamos un ejemplo de las organizaciones, algo real que ocurría hace algún tiempo en una de las consideradas modélicas para la época, con cuentas de resultados a las que acompañaba el momento económico. Los Directivos eran meros ejecutores de las instrucciones del CEO, el cual bajaba hasta detalles que podríamos considerar absurdos, y no es ninguna exageración.

Un buen día, en una charla con otros colegas, ese alto directivo se quejaba de que su equipo de dirección no tenía iniciativa, era poco proactivo y apenas sí le sorprendían, por lo que  llegaba a considerar la posibilidad de empezar a hacer algunos cambios. El problema, es que estaba considerando tan solo el síntoma y veía únicamente la apatía creativa de sus colaboradores.

Al bajar un poco el nivel de análisis, podíamos llegar a la conclusión de que existían unas razones, y es que aquel personaje nunca había dejado libertad de acción, algo que tenía unas raíces más profundas.

En cualquier caso, en demasiadas ocasiones, nos conformamos con eliminar ese síntoma pensando que si desaparece, el problema está resuelto y, ¡nada más lejos de la verdad!. Si consideramos al ser humano de una manera holística, nos podremos empezar a dar cuenta de que, cuando quiere mejorar su productividad, algún motivo le guía y, a este, otro más, hasta llegar a la esencia.

Lo mismo ocurre con los comportamientos y, si nos limitamos a cambiarlos, volverán más pronto o más tarde, si sus causas no se han analizado en profundidad y la persona no es consciente de sus frenos y palancas.

Siguiendo con otro ejemplo, si me empecino en no exasperarme cuando fulanito hace un comentario y me quedo ahí, un buen día volveré a saltar o lo pagaré con mi salud, mental o física o ambas; si analizo el porqué de ese comportamiento, tomo consciencia de ello y, entonces sí, trabajo por cambiar mis hábitos, eso se tornará sostenible en el tiempo.

Esto es algo que ocurre en todos los órdenes y, si analizamos aquellas organizaciones o colectivos en los que estemos inmersos, podremos ver como se considera una pequeña parte en lugar de considerar la globalidad del sistema, algo que nos lleva a estar en un bucle sin sentido.

¿Qué efecto tendría en mi considerar las cosas desde una perspectiva más amplia?

Publicado el

  • Coaching de Equipos
  • Coaching Ejecutivo
  • Crecimiento personal
  • Empresa
  • Equipos
  • Esencia
  • Liderazgo
  • Life Coaching
  • Vida

Compartir en Facebook, LinkedIn, Twitter.