¿Qué dirán de mi?
Por Jordi Vilá
Hace unos días un buen amigo me comentaba algunos problemas que detectaba en el ámbito organizacional: el temor de los equipos de dirección, o de una buena parte de ellos, a enfrentarse con las emociones de sus equipos, de algún modo, preferían mantener esa armonía ficticia antes que dejar salir los humores, que diría Hipócrates.
Mantuvimos un debate interesante ya que mis experiencias han sido muy similares, viendo una progresión exponencial en los equipos que han decidido gestionar sus miedos y trabajar sus emociones como sistema.
Debemos partir de la base de que nos llenamos la boca cuando hablamos de la gestión de los Recursos Humanos, lo cual ya empieza a decirnos mucho, puesto que si hablamos de recurso, lo mismo hablamos del circulante, de los activos o del inmovilizado: un simple recurso. Olvidamos que hablamos de personas, esos elementos que movemos el mundo y que, afortunadamente, venimos dotados con un arco iris de sensaciones y emociones tales como miedos, ilusiones, retos, anhelos, sueños, objetivos, …
Hablamos, también con la boca grande, de la innovación en mercados, en productos, en procesos, en proyectos…pero poco cuando hablamos de la gestión de las personas y los equipos en las organizaciones, olvidando una vez más que se trata de personas como pack completo, sin que las emociones sean parte de un extra como ocurriría con el ABS en los coches de antaño.
¿El riesgo?, ser visto como un freak, ni más ni menos y, como eso no voy a permitirlo, prefiero seguir actuando como hasta ahora. Si obtengo beneficios soy el rey en las épocas en las que corremos (lo que ignoramos es hasta que nivel los podríamos aumentar) y, si de pérdidas se trata, está claro que la coyuntura actual no permite grandes alegrías y tenemos que seguir con recortes.
Por fortuna, algunas organizaciones están viendo el rendimiento de tener personas y equipos contentos, satisfechos, realizados, huyendo del presencialismo imperante aún en buena parte de las estructuras, del ordeno y mando y de tantas y tantas prácticas organizacionales tóxicas.
El mundo está cambiando y, con él, la sociedad y las organizaciones. Pronto veremos como las personas escogerán la empresa por parámetros que hoy resultan impensables y dependerá de lo que hoy sembremos, lo que mañana podamos recoger.
¿Empezamos a hablar de innovar en la gestión de las personas?
PD: Dedicado a todas aquellas organizaciones que se atreven a apostar por las personas y los equipos y que aglutinarán buena parte del talento futuro