Pasión

padre e hijoEsta semana he tenido la gran suerte de sentir pasión y ver pasión, porque eso es Vivir y ver vivir la Vida, más que verla pasar desde la muerte en vida, es vivir con el arco iris más que hacerlo en blanco y negro.

La pasión tiene mucho que ver con nuestra esencia y con la forma que tenemos de querernos a nosotros mismos y a aquello en lo que invertimos nuestro quehacer. Ahí es donde los filósofos y los físicos nos podrían hablar del Notiempo, es decir, aquel espacio de 24 horas que transcurre en apenas unos minutos.

Cuando hablamos de pasión hablamos de un volcán interior a la par que hablamos de un inmenso sentimiento de plenitud. Un cúmulo de aspectos físicos acompañan a este estado psíquico, el brillo en los ojos, la palpitación rápida, la posición corporal, la presencia… es fácil identificar esa pasión cuando está presente, es la que encontramos en unos ojos enamorados, en los dedos que se funden con las teclas de un piano o en el maestro que vive directamente esa clase de historia, trasladando a sus alumnos a la toma de la bastilla.

En ocasiones nos preguntamos en que se distinguen aquellas personas o colectivos que consiguen resultados extraordinarios, de aquellas que se quedan tan solo con el cumplimiento, eso sí, del objetivo marcado. Tal como lo veo, el ingrediente es la pasión, por que la técnica, la entrega y el proceso, es necesario pero no suficiente.

¿Qué es lo que hace que nuestros miedos se diluyan, que los obstáculos desparezcan, que los límites se tornen, simplemente, fronteras de antaño?, pasión, simple y compleja pasión, por que los deseos personales exceden a la obligación, a las órdenes, al proceso o a las instrucciones.

¿Por qué los equipos siguen e sus líderes en las más adversas circunstancias?, porque ven la pasión en sus ojos, en su esencia.

Podríamos pensar que eso solo ocurre en las grandes gestas pero, ¡que lejos andaríamos de la verdad!!, cuando visualizamos el fin último de lo que hacemos, surge esa pasión, sea cual sea la actividad que realicemos, ya sea barrer una calle, coser unas rodilleras de un pantalón, cocinar una pasta para nuestros hijos, operar a corazón abierto a un enfermo o escribir las primeras páginas de nuestro libro.

Seamos capaces de vivir en la pasión, vivamos cada momento como si fuera el último. Si nos dejamos fluir, veremos como somos capaces de vivir en ella y, para ello, nada de lo externo nos acompañará, es tan solo, una actitud ante nosotros mismos.

¿Vivimos?

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