Pasión en el Hospital Clínico
Por Jordi Vilá
Hay muchas personas a nuestro alrededor que hacen las cosas con pasión, algo que transmiten en cada una de las tareas que emprenden, y que tanto puede ser atendiendo las mesas de un bar, como ejerciendo el derecho o acompañando a bebés en su desarrollo inicial, aspecto que ya relataba Robin Sharma en El líder que no tenía cargo (2010).
Esta es una experiencia que podemos vivir a diario en múltiples facetas en cualquier ciudad, pueblo o aldea y las reconoceremos porque su cara tiene un brillo especial, su mirada es, simplemente distinta.
Hace unos días en la unidad de Cirugía mayor ambulatoria del Hospital Clínico de Barcelona, tuve una de estas experiencias que voy a recordar siempre, ya que una situación de por sí incómoda, supieron transformarla en una vivencia en la que sentí como aquellas personas amaban lo que hacían y, lejos de suponer un estorbo para ellos, me reconocía como el blanco de sus esfuerzos.
Debo reconocer que de un tiempo a esta parte me he vuelto tremendamente curioso y eso hace que me fije en los detalles como antes no lo hacía, esa es la razón que me permitió captar unos detalles que hace que estas personas sean grandes en esencia.
Desde el momento en que me contactaron por teléfono, me dieron la entrada en la recepción o me señalaron el vestuario, hasta que me metieron en el quirófano y me distrajeron para que el cirujano pudiera hacer su trabajo o me acompañaron a la salida, constaté que lo que movía a aquellas personas era la pasión.
Pasión y, por tanto, amor, amor por lo que hacían y amor por el objetivo de sus desvelos: la persona con la cual estaban trabajando.
Cualquier actividad que se realiza requiere de la técnica, y eso es algo que se aprende y perfecciona a través de horas y más horas de práctica, la pasión por lo que se está haciendo, es una actitud, una actitud que marca la diferencia entre un buen profesional y uno extraordinario.
Quisiera desde estas líneas dar las gracias a ese grupo de personas primero, profesionales después, que supieron hacer de un momento tenso una situación gratificante en la que sus valores afloraban en cada movimiento.
Ese es el reflejo que pretendo que se vea también en mis ojos, que perciban mis clientes y alumnos para poder crecer juntos, no importan los obstáculos, importa el tratamiento que de ellos hago.
¿Te unes a esta corriente de pasión?