La luz ha llegado
Por Jordi Vilá
El túnel se había ido cerrando, sin apenas darme cuenta y se había vuelto angosto y oscuro, o al menos tal era el sentimiento que tenía, con el riesgo de darme por vencido y dejarme, simplemente, arrastrar por la zozobra.
Pero hete aquí que las siembras durante tanto tiempo realizadas, empezaron a dar sus frutos, primero unos, después los otros, haciendo que una miríada de esperanzas empezaran a llamar a mi puerta y la llenaran con la luz de la confianza.
Entonces pude darme cuenta de que no existen los pozos sin fondo ni las noches sin día, que siempre, siempre, tras la oscuridad llega la luz y tras la congoja la ilusión, generalmente con un añadido si me preocupo de buscarlo: el aprendizaje tras la angustia.
Sí, es cierto, hubieron miedos, muchos miedos, pero tan solo hay una cosa irreparable y no era en ese lance en el que me pudiera hallar inmerso, así que una solución podía acabar de gestarse, o quizás una vida con unos parámetros distintos a los conocidos hasta ese momento, pero vida al fin.
Estos últimos tiempos han sido aciagos para casi todos y es posible que aún lo sean, o al menos en parte, pero siempre hay una esperanza, una pequeña luz que, aunque tan solo sea visible en nuestro ánimo, en un pequeño rincón de nuestra esencia, está ahí y sabrá abrirse paso entre las tinieblas para iluminarnos el camino y no dejarnos en la noche de nuestro ser.
Es igual el momento que atravesemos, podría ser personal o profesional, pero es importante recordar que tras una tormenta, siempre hay un Arco Iris. Vivamos el momento, preveamos el futuro y vivamos el presente, porque es la única casa que podemos habitar y en la que las soluciones o nuevas formas de vida son posibles.
La serenidad ha llegado y lo ha hecho para quedarse una buena temporada, así que la abrazo y le doy la bienvenida, sabiendo que un día volverá la inquietud y que por tanto debo aprovechar lo que, hoy y solo hoy, me está siendo dado vivir.
Aunque ahora no lo veas, todo sigue estando en el mismo sitio, tan solo hay que seguir buscando esas palancas de luz interior.
¿Dónde buscas tu luz?