Hazlo fácil
Por Jordi Vilá
Al acabar el programa de la asignatura de coaching en un máster con alumnos universitarios recién licenciados, una de ellas, una chica con una fuerza y coraje fuera de lo común que había participado como voluntaria en alguna demostración me decía algo así como – me ha parecido increíble que con una herramienta tan sencilla como la rueda de la vida, haya quedado tan removida y haya obtenido tanta información sobre mi –
¿Por qué os cuento esto?, porque las cosas sencillas suelen dar resultados inesperados e impactantes.
¿Qué es lo que más aprecia un niño junto al mar más que el agua y la arena?, bien sí, quizás un cubito y una pala…y poco más.
Hace unos días veía la película de Indiana Jones y la última cruzada y me sorprendía la escena en la que encuentran el cáliz, uno entre montones de ellos era el auténtico, ¿adivinas cuál? justo el de madera, el del hijo del carpintero. Otros estaban construidos o bañados en oro y otros metales preciosos.
Demasiadas veces nos empecinamos en complicar las cosas cuando lo más adecuado es, simplemente, hacerlas fáciles, simples.
La gota de agua que ilustra este artículo es simple en su composición y, cuando se une a otras, es capaz de regar los campos, formar los mares y permitir nuestra hidratación, es decir, nuestra vida. Y todo con algo tan simple en apariencia como una gota de agua.
¿Cómo serían las organizaciones si, en su funcionamiento interno, fueran sencillas, fáciles?, ¿qué impacto tendría esto en su cuenta de resultados en base al aumento de productividad, eficiencia, orgullo de pertenencia, etc?
En épocas en las que complicar las cosas es la tónica habitual, simplificar, hacerlo fácil, podría ser un diferencial importante para atraer el talento, fidelizar al cliente, conseguir financiación, involucrar proveedores…
¿Qué podría hacer hoy en la organización para simplificar las cosas, para hacerlas fáciles?