¿Final o principio?

Una crisálida abriéndose (Pixabay)

Estabas ahí y sin embargo ya no estabas, aunque tu presencia estaba por todos lados, como si estuvieras incluso en mí, tu cuerpo dejó de respirar y sin embargo te sentí más cerca que nunca.

Como la oruga que parece perecer preparándose para transitar en su paso a crisálida, así te acoge este nuevo estado, yendo hacia quién sabe dónde.

Te fuiste demasiado pronto, y aunque sé que en algún momento volveremos a estar juntos, no pude evitar sentir el gran vacío que dejaste en mí y que hoy sé que no fue tal.

Sentimientos encontrados e incoherentes, sabiéndote ahora en ese plano distinto al mío y desde el que sé que velas por mí, ¿locura?, quizás, pero esa es una locura que me mantiene cuerdo.

Podrán negarlo, pero siempre sabré que estás ahí, caminando a mi lado, acompañándome en mis sueños y llevando luz dónde antes solo había oscuridad, en ocasiones es una percepción, en otras es la seguridad de saberte y percibirte tal cual fuiste, tal cual eres.

No todo acaba aquí, no solo ven los ojos y escuchan los oídos, hoy sé que hay mucho más y, para eso, tengo que desterrar antiguas creencias ancladas en lo más profundo del ser y dejarme fluir.

No acaba un camino, sino que es el inicio de otro, tan real como invisible, tan cierto como la mayor de las verdades.

¿Dónde está el final, dónde el principio?

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