¿Exploramos?

Una vez más, la lectura de algunos cuentos resulta inspiradora, así que os transcribo literalmente uno de los que aparecen en el libro de Soler, J y Conangla, M (2008) y que lleva por título Encontrar la boya:

A veces, cuando hay mucha niebla, los marinos que van en botes pequeños no pueden ver la boya indicadora de ruta. Entonces, para encontrarla, empiezan a describir rápidamente círculos pequeños con sus botes para producir un oleaje que haga moverse a la boya. Después, deben detenerse y escuchar con atención. Si no oyen nada, han de repetir los movimientos…Y así hasta que detectan el sonido de la campana de la boya. Es, pues, levantando olas como encuentran su rumbo.

A menudo, lo que necesitamos para hallar sentido a nuestra vida en enfrentar algunos riesgos y provocar algún movimiento en nuestro entorno. Si hacemos lo mismo que siempre hemos hecho, probablemente seguiremos obteniendo lo mismo que siempre hemos obtenido. Se trata de movernos y explorar. Se trata también de estar atentos a la señales. Una embarcación que permanece en el puerto no sufrirá ningún peligro pero tampoco llegará a ninguna parte. Y es precisamente navegar lo que justifica su existencia.

La re-lectura de estas palabras por enésima vez, me trajo nuevas reflexiones y aprendizajes pero, más que expresarlas en este artículo, me gustaría lanzar algunas preguntas de reflexión, dirigidas tanto a personas individuales, como a equipos y me encantaría que compartierais vuestras respuestas en este espacio:

¿Qué sentido tiene para ti, en tu momento actual, lo que has leído?

¿Qué olas son las que has ya has levantado para encontrar de nuevo tu rumbo?

¿Cómo abrirás la puerta que todavía no has abierto y que supondrá esto para ti?

Este post va dedicado a ti, quien con toda tu fuerza interior, sabrá encontrar la llave que, finalmente, encaje en esa cerradura como el zapato encajó en el pie de  cenicienta.