Eres quien quieras ser

Si señor, tu puedes, ¿quién te ha dicho que no?, ¿quién ha tenido la desfachatez de anunciar que no ibas a ser capaz de hacer esto o aquello, de ser de esta o aquella manera?, ¿quién?, ¿a quién le has dado el poder de impedir que trabajes por aquello en lo que crees?, porque eres tu, desistiendo y con tu desaliento, quien le concedes el poder a ese alguien, sea quien sea.

Y es que tienes el potencial para que consigas aquello que te propongas. Encontrar un trabajo, crearlo para ti mismo, vencer tus miedos y angustias, alcanzar tus sueños, no obstante hay una condición sin la cual eso es completamente imposible: ¡creer en ti mismo!, sentir que eres capaz, como seguramente lo has sido tantas veces; quizás, te dirás, los tiempos no son los mismos, el entorno es el que es, ya no tengo aquella edad, aquella fuerza, aquella visión, aquella, y van saliendo, uno tras otro, todos los ejércitos de tu desánimo.

La buena noticia es que son completamente vencibles por ese Yo que habita dentro de ti y que eres tu mismo, posiblemente es tu mejor versión, sin esas limitaciones autoimpuestas, sin esas creencias limitantes como nos contaba Jorge Bucay en su cuento del elefante.

Eres fuerza, eres pura fuerza, si empiezas a creer en ti, si pones todo tu empeño y diseñas un buen plan de acción, dispuesto a deshacerte de aquello que dejó de ser válido, con desapego, con el auténtico desapego que te permite dejar atrás aquello que, aunque un día fue útil, hoy no es más que una pesada carga ajada e inútil.

No nos dejemos llevar por esa desazón que parece haberse instalado en nuestros corazones, en nuestras esencias que esperan ansiosas a que volvamos a rescatarlas, hartas ya de tanto victimismo, ¿quién sabe lo que es bueno y lo que es malo?, nos preguntaba el antiguo cuento sufí, ¿cuántas veces aquello que intuimos un revés en nuestra vida resultó ser una palanca de crecimiento y plenitud?; la vida nos tiene reservadas muchas sorpresas, algunas obvias, otras no tanto, pero no podemos olvidar que, no por obvias, las verdades lo son menos.

Te emplazo a volver a ser Tu, o a empezar a serlo de una vez, pero no ese tu fútil y pusilánime, sino aquel fuerte, aquel que refleja ese Tu que quieres ser en el espejo de tu mirada.

No te dejes engañar por nadie, puedes se quien quieras ser, solo tienes que creer en ti, ¿lo intentamos?