Equipos de alta tensión
Por Jordi Vilá
El equipo estaba visiblemente cansado, no tan solo físicamente, que también, sino especialmente a nivel emocional, habían sido tiempos duros en los que personas con menor coraje y amor a su profesión, simplemente se habrían dejado vencer y hubieran claudicado, pero no estaba ante un equipo cualquiera.
Tras redefinir nuestra alianza y renovar de nuevo el espacio seguro y valiente, iniciamos el camino de aquella sesión, un camino que nunca hubiera imaginado que se desarrollaría como lo hizo.
Arrancamos con un – os veo cansados, pero quiero que seáis vosotros quien me digáis como estáis – por mi parte.
– Anímicamente hecha papilla – dijo una de las componentes del equipo.
– A punto de romperme – dijo otro.
Y así fueron encadenando uno con otro, incluida la Dirección del área.
El equipo necesitaba ventilar sus emociones, así que la intuición me llevó a adentrarme por uno de los caminos más complejos que hay en la vida de los colectivos: el de las emociones, ya que tal era su petición.
Les pedí que expresaran su sentir, su emocionalidad, los hechos que habían vivido aquel mes que les habían llevado al estado en que se encontraban, y fue como abrir las compuertas de una presa, literalmente.
Salió cansancio, rabia, tristeza, alegría, ira y, sobre todo, mucho amor por los destinatarios de sus servicios, un amor que conseguía eclipsar al resto de emociones y suponer un contenedor para ellas.
Creerme si os digo que nunca, en todos los años de carrera, había visto tal despliegue emocional en un equipo, ni tan siquiera en un equipo como aquel.
De nuevo la intuición guió mis pasos y realizamos una visualización adaptada al momento, sobre el terreno, bailando con lo que el momento nos traía.
La verdad es que la vivencia fue de lo más emocionante, fueron los 15 minutos más intensos que se me ha dado el privilegio de contemplar. Fueron capaces de verse en su grandeza, sin ocultar tampoco sus sombras, vieron el sentido de la labor que realizaban y el impacto que tenían en los usuarios, y ahí es dónde surgió la esencia en toda su magnitud.
El cierre, como podéis suponer, fue reparador y, algunas expresiones fueron:
– Me he sacado una mochila de 15 Kg. de encima –
– He sentido la liberación –
– Hoy me llevo todo el amor que no había percibido en el trascurso del mes –
Esta fue una sesión real de coaching de equipos en la que todo queda resguardado bajo el anonimato, creo que no queda nada que añadir a la magia del momento.