Entornos nutritivos v.s. entornos tóxicos
Por Jordi Vilá
Un buen día me hice la reflexión Lo obvio, no por obvio es menos cierto, pero parece que esto no reza con algunas culturas corporativas.
El viernes pasado, este artículo de elconfidencial.com, me llevaba de nuevo a esa reflexión. Las personas, cuando estamos felices, o cuando nos sentimos a gusto, o… llamémosle como queramos, pero cuando disfrutamos con el entorno en el que estamos, simplemente disparamos a nivel exponencial nuestro rendimiento, nuestra productividad y, en una palabra, nuestros resultados.
¿La consecuencia de todo ello?, que la línea inferior de la cuenta de resultados, aumenta, es decir, se incrementa la línea superior, la de las ventas y disminuyen las centrales, las de los costes, por un simple motivo: cuando estamos a gusto, nuestro rendimiento es muy superior.
¿A qué llamo estar a gusto?, a que nuestras motivaciones trascendentes estén presentes, a que disfrutemos con lo que hacemos, y también con el entorno en que lo hacemos o, dicho de otro modo, con el ecosistema en el que nos hallamos inmersos, algo que ya empiezan a considerar algunas organizaciones, no únicamente como discurso, si no poniendo medios para ello.
Hace algunos años, algunos locos, entrañables emprendedores, lanzaron ecosistemas de esta tipología, entornos como Google o similares, contextos en los que el ser humano encontraba el abono para su propio crecimiento, no exento de esfuerzo, pero sí de rigidez y maltrato.
En el futuro, nos encontraremos con la riqueza de una diversidad, no solo por procedencia geográfica, si no también por cultura generacional y formativa, dónde la persona será la protagonista o, simplemente, no será. La coyuntura actual hace que se estén gestando grandes huidas organizativas, algo así como migraciones en masa de culturas tóxicas a culturas nutritivas, hecho este que tendrá un gran impacto en la supervivencia o desaparición de las grandes corporaciones.
Existe un mar de fondo que está produciendo una suerte de tsunami existencial. Personas de apariencia gris están desarrollando buena parte de su potencial y realizando tareas extraordinarias, demostrando que todos nosotros somos brillantes si encontramos el entorno que nos permita brillar.
En las manos de nuestros líderes está el poner los medios para ello, está claro que el trabajo cooperativo, la generosidad, el aprendizaje y, ¿por qué no?, la diversión, crea ambientes nutritivos y lo contrario, genera ausentismo, tristeza organizativa y resultados mediocres cuando no negativos.
¿En qué parte del territorio quieres posicionar a tu organización?