¿En serio?

Foto: Jordi Vilá

Este es el cartel de publicidad que aparece en el gimnasio al que acudo puntualmente cada mañana y sí, me cuesta levantarme de madrugada para estar ahí, aunque no estuviera este cartel, así que debo reconocer que en este caso es cierto.

El problema de carteles como este es que van forjando creencias y, con una muy parecida crecimos los de mi generación, incluso diría que con algunos problemitas por culpa de ello, nunca era suficiente, siempre me tenía que esforzar más, me sentía culpable si no era así.

Hasta que descubrí que era un dogma que había comprado y que distaba mucho de la realidad, oír la carcajada de un bebé, o su hambre de conocimiento, su curiosidad, o la mirada  a la  persona querida, el olor a hierba recién cortada o a lluvia tras la sequía, todas ellas vivencias que no requerían esfuerzo y que, sin embargo, suponen una inyección de vida para mi.

Esforzarse es necesario para conseguir los objetivos marcados, es difícil que ocurran cosas si no hacemos para que ocurran, y también es rigurosamente cierto que hay cosas en la vida en las que el esfuerzo, simplemente, no tiene cabida.

Educarnos en la compasión, en la autoestima y en el respeto por nosotros mismos conseguirá menor sufrimiento y mayor serenidad.

¿Cuántas cosas hay en tu Vida que la hacen más apetecible y que no cuestan esfuerzo?

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