el transito hacia el liderazgo

icebergLiderazgo es, posiblemente, el término sobre el que más se ha escrito en la literatura de gestión. Hay multitud de tendencias, de corrientes, de autores y seríamos incapaces de escoger tan solo uno, así que nuestra propuesta se centra en un liderazgo ecléctico en el que, tomando lo más emocionalmente ecológico de cada corriente, lleguemos a adaptarnos a las necesidades del siglo XXI.

La gran pregunta siempre ha sido, ¿el líder nace o se hace?, y podemos afirmar, sin ningún género de dudas que ambas respuestas son ciertas: el líder nace, como persona que es, porque todos tenemos un líder por desarrollar en nuestro interior y, a partir de ahí, estará en nuestras manos el desarrollar las competencias que nos permitan liderar a otros.

No todos los líderes son la madre Teresa de Calcuta, Martin Luther King o Vicente Ferrer, líderes que podríamos llamar carismáticos y que, sin lugar a dudas, fueron trabajándose hasta llegar a conseguir ser quien al final fueron, con mucho esfuerzo y trabajo. Gandhi fue quien se disculpó ante su mujer al exigirse por encima de sus posibilidades diciéndole me olvido de que soy humano.

Encontramos muchos líderes, muchos tipos de ellos, y todos con una competencia esencial en común: el autoliderazgo porque, si no me lidero a mí mismo, ¿cómo podré liderar a otros? y prosiguiendo con la línea argumental, ¿cómo voy a liderarme si no me conozco?

¿Qué tipo de persona soy, qué persona quiero ser? y, en base a ello, ¿cómo puedo hacer el tránsito del que soy al que puedo ser?

Preguntas simples que devienen de una gran profundidad y que marcarán, sin duda alguna, nuestro presente, nuestro futuro y el futuro de nuestra organización, razón esta que nos invita a penetrar en lo más íntimo de nuestro ser, de nuestros ángeles y nuestros demonios, de todo aquello que tenemos dentro y que solo empezaremos a gestionar cuando conozcamos.

Los seres humanos, sin distinción de género, albergamos un potencial muy por encima de nuestra realidad actual y, para llegar a ella, lo primero que necesitamos es deshacernos de esas creencias que nos limitan y abrigar la esperanza de llegar a conseguir nuestra propia cima y, una vez en ella, descubrir que era el camino nuestro objetivo.

El liderazgo no deja de ser la capacidad de influir sobre un colectivo determinado y, para ello, nada mejor que tener un objetivo y una brújula que nos ayude a navegar por el territorio de la gestión y, para ello, ¿qué mejor brújula que nuestros propios valores?

Sirvan estas líneas para invitarte a este apasionante viaje que es el interior de uno mismo, ¿estás dispuesto a bajar a profundas simas y a subir a las más altas cimas de tu Ser?, no va a ser un camino fácil, pero nadie dijo que lo fuera, lo que sí os garantizamos es que será apasionante.

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