El final de un proceso de Coaching

Esta semana finalicé dos procesos de Coaching, uno en Coaching de Vida y el otro Ejecutivo, hombre y mujer respectivamente y puedo afirmar con rotundidad que no existe diferencia de genero cuando una persona decide ir a por todas en un proceso de esta naturaleza.

Una sesión de cierre de proceso siempre es una sesión muy especial donde la grandeza del cliente se pone de manifiesto. Han sido ya muchas veces en las que el cliente se quita importancia y se la da al coach, y es especialmente gratificante el ver como ese mismo cliente, con 3 o 4 preguntas, es capaz de agradecer a quien lo merece: el o ella misma.

Y estos dos casos, no han sido diferentes, el cambio se ha producido y la transformación se ha iniciado, ya nada volverá a ser como antes, el mundo es ahora distinto, han sido capaces de ver el mundo de un modo distinto, de afrontar con valentía presente y futuro y tomar acciones que permitan ir a por ese estado deseado, agradeciendo hechos y pensamientos pasados que han traído aprendizajes.

Ni tan siquiera el contenedor, el cuerpo humano, es ya el mismo, algo cambia en la mirada, en la decisión, en la autopercepción, y eso hace que la misma corporalidad se modifique, y es importante que el cliente sea consciente de todo ello.

Cuando el cliente ve el camino recorrido es capaz de calibrar su avance, cada paso ha sido un paso de gigante, ha sido salir de la comodidad para abrazar el futuro que quiere ser, ver ese transito le empodera y no lo hace menos observar el futuro desde esa mirada de poder.

Este es justo el momento de analizar los aprendizajes, los hitos conseguidos y acompañarle en el diseño de ese Plan que le permita consolidar el cambio y hacerlo sostenible hasta que los nuevos hábitos queden integrados en ese nuevo Ser.

¿Cuál es el siguiente paso?