Digitalización, IA y transito hacia el cambio

Foto: Sigre para Pixabay

Sería en 2006 cuando el Parlamento europeo avalaba el término de tercera Revolución Industrial, en ella toma el mayor protagonismo la tecnología, la Inteligencia Artificial (IA), el Big Data, etc.

Las similitudes con la 1ª y la 2ª Revolución industrial son numerosas, el pánico se adueña de algunos y parece que la tecnología se vaya a dilapidar decenas de años de buen trabajo y esfuerzos cuando la realidad es bien otra.

Recuerdo cuando, en la década de los 90, una compañía llamada RETEVISION INTERACTIVA, nos encargaba diversos proyectos de selección de unas posiciones que hasta ese momento no existían: Arquitectos de Contenidos, entre otras, y el problema es que al no existir, tan solo contábamos con unas definiciones de perfil aproximadas y no había un rango salarial establecido.

Fue el nacimiento de una nueva raza de profesionales, no se hundió el mundo, bien al contrario, se creó un nuevo ecosistema y, hoy por hoy, nos encontramos con algo parecido.

Las compañías se van poniendo al día, y quizás lo primero que debería hacerse es definir una estrategia que tuviera en su eje a las personas, entre otras cosas porque será la mejor manera de reducir la resistencia al cambio.

¿Qué posiciones son las que tenemos hoy establecidas? ¿cuál es el futuro de la compañía en el corto, medio y largo plazo? ¿qué perfiles vamos a necesitar en cada una de esas temporalizaciones?

Analizar las competencias de las personas que han desempeñado sus funciones con efectividad y eficiencia debería ser el siguiente paso, a fin de poder proyectarlas a ese futuro retador e ilusionante, ¿qué competencias técnicas y relacionales van a ser necesarias? ¿cómo vamos a reciclar a esas personas?

Y todo ello sin descuidar dar a esas personas el espacio necesario para expresar sus miedos e inquietudes que nos ayudarán, entre otras cosas, a minimizar la resistencia al cambio y contemplar escenarios que tan solo conocen las personas que están en las trincheras del día a día.

El futuro lo construimos hoy, de nosotros depende que nadie quede descolgado, y es que todo el mundo puede hacer aportaciones de relevancia, tan solo hay que dar el espacio y el tiempo necesarios y, sobre todo, escuchar.

¿Empezamos a construir un futuro basado en las personas?

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