Diez años: 2009-2019
Por Jordi Vilá
Entre estas dos fotos hay poco más o menos 10 años, la primera es próxima al 2 de diciembre de 2009, el día que salí del lado oscuro, el día que abandoné lo que un día fue mi proyecto vital y en el que dejé grandes amigos, salí económicamente arruinado, emocionalmente desgastado, ilusionado y también aterrado.
Aquel día firmé mi salida de la que fue mi empresa, como quien dice con una mano delante y otra detrás, fue una decisión meditada, muy meditada, negociada durante 6 meses, en la etapa más cruda de la pasada crisis, una crisis que, como quién dice, me comí con patatas.
La 2ª foto es de hace unas horas y, al mirar hacia atrás, veo aprendizaje, ilusión, cicatrices y la etapa profesional, sin duda alguna, más apasionante que haya vivido hasta ahora, siempre creyendo que lo mejor está por venir.
Han pasado 10 años, una crisis, un montón de personas de las que he aprendido y otras que he dejado atrás con las que, tal como decía Gottman (2010), éramos 100% incompatibles.
Si hago un recuento veo que he ganado amigos y perdido conocidos, he desechado personajes que chupaban mi energía y me he unido a otros que siempre estarán en aquel rincón de la memoria destinado a las personas que me han mostrado lo que es la comprensión y el amor.
Es cierto que hubo alguna época en la que estuve literalmente con el agua al cuello, y eso fue necesario para sacar lo mejor de mi mismo, para creer en mi y en mis posibilidades, para forjar las mejores alianzas.
En estos diez años he iniciado proyectos docentes que me han llevado a mas de cinco universidades en España y América latina, obtuve mis credenciales como MCC de la ICF, he participado, junto con dos exalumnos, Lisett Rodriguez en Bogotá y Raúl Leis en Panamá, en la creación de Koakura-Latam, hoy con presencia en Colombia, Chile, España, Panamá y próximamente en México y Miami, me he asociado con Mercé Rius y Francesc Granja en Salto con Red en España, y la aventura continúa.
Como decía al inicio, estos diez primeros años han sido apasionantes y estoy convencido que los siguientes serán todavía mejores, hay mucho que aprender, muchos caminos que explorar y muchos clientes a los que acompañar en sus caminos de descubrimiento que son, a fin de cuentas, también mis caminos de descubrimiento.
Y con todo esto, la mejor de las uniones, la de la familia, un proyecto que iniciamos ahora hace 32 años y en el que me reconozco como el ganador de la mejor de las loterías: la de la propia Vida.
Un día pensé que todo esto era posible y se convirtió en la profecía autocumplida, ¿quién pensó que no era posible?