Del blanco y negro al Arco Iris
Por Jordi Vilá
Hoy comía con quien empezó siendo un cliente de coaching personal y se ha convertido en un buen amigo.
Si miro hacia atrás, ya hace algunos años, veo una transformación consistente en él, no hablo de cambio, hablo de transformación exterior, pero también interior. – ¿Cómo estás? – le he preguntado y su respuesta no se ha hecho esperar – me siento en paz, tranquilo, sereno, viviendo un momento de plenitud –
Hace unos años él se sentía un hombre gris, cuyo mundo vivía en blanco y negro, pese a ser una persona brillante, creativa y tremendamente inquieta. Él mismo se definía como un hombre gris, de traje gris, corbata gris y zapatos negros, ¿qué cambió entonces para sentir que vive ahora una vida que compara con un Arco Iris?
En las sesiones que estuvimos realizando, hizo un auténtico viaje interior, entró en todas aquellas cavernas en las que no había tenido la curiosidad o el coraje de asomarse, vio cosas que le gustaron y cosas que le repelieron, pero todas ellas tenían una parte de él, y ahí empezó el cambio, con la aceptación.
Conforme íbamos charlando, iba percibiendo ese estado de plenitud que él manifestaba, se le veía en la mirada, en sus manos, en toda su gestualidad. Le pedí escribir estas líneas y solo me puso una condición: que hiciera lo posible porque su lectura pudiera serle útil a alguien y que no fuera identificable, lo que así hago.
El catalizador de su cambio, tal y como él mismo exponía, estuvo en una de las sesiones, en la que le pedí que pensara en grande y le lancé el reto de ser él mismo a la hora de realizar determinada acción, algo que le cortó la respiración en aquel momento puesto que era muy colorido lo que le estaba pidiendo y gris la imagen que tenía de sí mismo.
Y lo hizo, pensó en grande y actuó en consecuencia. Algo que en su momento supuso salir de su zona de confort de un modo importante y le dio la visión suficiente para continuar por ese camino.
Hoy puedo garantizar que su mundo es multicolor, ¿Qué hizo que fuera así?, tener el coraje de adentrarse en los rincones más oscuros de sí mismo, tomarse el tiempo necesario para hacerlo y atreverse a salir de forma continuada de su zona cómoda.
Alguien decía que las cosas se consiguen sin esfuerzo pero, la verdad, no acabo de verlo claro, creo que aquello que nos transformará no es fácil ni rápido y requiere altas dosis de compromiso con uno mismo.
¿Iniciamos ese camino interior?