Deja volar la cometa

Me encantan los cuentos, es algo que utilizo muy a menudo con mis clientes, tanto en Coaching individual como de Equipos o en dinamizaciones y, la casualidad causal, ha vuelto a poner en mis manos uno leído hace tiempo que quería compartir con vosotros, cuyo título es “como las cometas” (Conangla, M. y Soler, J. (2007) Aplícate el cuento. Barcelona: Amat).

Erma Bombeck escribió un artículo comparando a los niños con las cometas:

Te pasas la vida tratando de hacerlas volar. Corres con ellas hasta quedar sin aliento. Caen al suelo. Chocan con los tejados. Tu las remiendas, las consuelas, las ajustas y les enseñas. Observas como el viento las mece y les aseguras que un día podrán volar.

Finalmente vuelan. Necesitan más hilo y tu sueltas más y más, y sabes que muy pronto la bella criatura se desprenderá de la cuerda de salvamento que la ata y se elevará por los aires, como se espera que lo haga, libre y sola. Solo entonces te das cuenta de que has hecho bien tu trabajo.

Tras leer el cuento por enésima vez, pensaba en mis hijos, ya adultos, en mi mujer, maestra, que ya tiene una compañera que fue su alumna con 6 años y a la que ella enseñó a leer y a adquirir hábitos, de la que se siente especialmente orgullosa. Pienso en aquellos colaboradores a los que un día acompañamos en su camino y que un día vuelan solos, como nuestros hijos, como nuestros alumnos, como nuestros aprendices, y es entonces cuando ves el resultado de aquel trabajo que, en ocasiones, no sabías si llegaría a buen puerto.

Hoy puedes ver que lo que hiciste hace 20 años, tenía un sentido que entonces intuías y que del ahora te cercioras.

Pensemos que esas relaciones son como un puñado de arena, si intentas encerrarlas en tu puño, los granos escaparán pero, si sabes mantener la mano con la presión justa, evitarás que caigan y los sostendrás.

¿agobias o sostienes?