¡Cuidado!, no confundir echo con hecho
Por Jordi Vilá
Un poema destinado especialmente a los líderes que confunden su visión de la realidad con la realidad misma, ignorantes de la multiplicidad de estas, este texto de Ruth Berbermeyer aparece en el libro «Comunicación no violenta» de Marshall Rosenberg:
Nunca he visto un hombre vago;
he visto un hombre que nunca corría mientras yo le miraba,
y he visto uno que a veces dormía entre la comida y la cena,
y que se quedaba en casa cuando llovía,
pero no era un hombre vago.
Antes de llamarme loca, piensa ¿era vago o solo hacía cosas que etiquetamos «de vagos»?
Nunca he visto un niño tonto,
he visto a un niño que a veces hacía cosas que yo no entendía o de forma diferente a como yo preveía; he visto un niño que no había visto los sitios donde yo había estado, pero no era un niño tonto.
Antes de llamarlo tonto, piensa: ¿era tonto o solo sabía cosas diferentes de las que tú sabías?
Por más que buscaba y buscaba nunca encontré un cocinero,
vi alguien que combinaba ingredientes en un puchero, alguien que encendía el fuego y miraba la sartén donde se asaba el cordero.
Vi todo eso, pero no un cocinero,
dime, cuando mires bien: ¿es un cocinero lo que ves o es alguien haciendo cosas que llamamos cocinar?
Lo que algunos llamamos vago, otros lo llaman cansado o tranquilo, lo que algunos llamamos estúpido otros lo llaman saber divergente, así que he llegado a la conclusión, de que evitaremos toda confusión si no mezclamos lo que vemos con lo que es nuestra opinión.
Y porque tú tal vez lo hagas, también quiero decir: sé que es solo mi opinión.
¿Qué te dice este texto?