Confianza
Por Jordi Vilá
Una reciente intervención de Coaching de Equipos me demostraba una vez más como la confianza es la piedra de base de los cimientos de un equipo, si como tal entendemos la voluntad de mostrarme como soy, con mis vulnerabilidades, con la seguridad de que eso no será utilizado en mi contra.
En el momento en el que soy capaz de mostrarme tal cual soy, de expresar mis temores e ilusiones, cuándo no tengo necesidad de mostrar el personaje políticamente correcto (o incorrecto), es cuando estoy preparado para dar lo mejor de mi mismo y, por tanto, el equipo está preparado para recibirlo.
Llamarme naif, pero las experiencias vividas me demuestran que, allí donde hay agendas ocultas y no se expresan las consideraciones tal cual son, la riqueza del colectivo queda mermada y se reduce sustancialmente, del mismo modo que se incrementa exponencialmente cuando se van integrando las mismas, poniendo sobre el tapete la diversidad de posiciones.
Un buen amigo al que hace tiempo que no veo decía en múltiples ocasiones “dónde todos piensan igual, nadie piensa demasiado”, una frase que no deja de ganar veracidad día a día.
En muchas ocasiones el líder del colectivo hace patente la falta de compromiso, sin considerar que, para que este exista, hace falta confianza, por parte del líder y por parte de todo el colectivo entre sí y hacia su gestor, sin ello, estamos construyendo un edificio sin cimientos y, por tanto, vulnerable al menor contratiempo.
La confianza no se construye de hoy para mañana, es labor de años conseguir fortalecer esos vínculos y no empiezan por nadie más que por uno mismo, así que no podré pedir confianza si previamente no la he dado y no he abonado el terreno. Sí, es cierto, requiere la asunción de riesgos, y puedo garantizar que el premio a la llegada es el mayor de cuantos pudiéramos imaginar.
¿Qué necesito para poder otorgar esa confianza, para mostrarme tal cuál soy ante el colectivo?