Coherencia

Anoche tuve ocasión de ver por enésima vez la película Gandhi, un ejemplo del lugar al que puede llevar el coraje al ser humano, un ejemplo de coherencia, de transparencia, de autenticidad, de Vivir la Vida con mayúsculas según una serie de valores profundamente enraizados en uno mismo y en el sistema en el que más interactúa.

La 2ª acepción de la palabra, según el diccionario de la RAE, reza: Actitud lógica y consecuente con una posición anterior, lo cual es suficientemente gráfico como para que cada cual saque sus propias conclusiones.

Cada día podemos ver en los Equipos de cualquier organización, sistema o institución, a personas que viven de una forma coherente, siendo ejemplos vivos de aquello que defienden, especialmente cuando hablamos de Valores. Suelen ser personas respetadas, ya no solo por su entorno, si no por ellas mismas, con elevados niveles de autoestima, puesto que la mirada interior refleja la realidad que ellos mismos construyen.

Si dirigen Equipos o están al frente de un sistema, notaremos la fuerte influencia que ejercen en ese entorno, la confianza impregnada en las actuaciones, el liderazgo natural que emanan y la fortaleza de su esencia, aspectos estos que las blindan contra el desaliento, tal y como Gandhi consiguió con todo un pueblo de cientos de millones de personas.

Tenemos también personas cuyas primeras impresiones suelen ser muy resultonas, opinando siempre según lo que creen que los otros esperan de ellos manifestando, incluso con vehemencia, creencias que de ningún modo están alineadas con su esencia. Las consecuencias son las lógicas y, si me permitís una metáfora, diríamos que son como las estatuas de arena que podemos ver en la playa, realmente hermosas pero carentes de cualquier tipo de fundamento y vulnerables a la más mínima erosión del aire o del mar.

Estas personas acostumbran a defraudar la confianza que en ellas se deposita puesto que, al menor contratiempo, aparecen sus verdaderos valores, contrapuestos a un discurso que, si un día sonó sincero, se disuelve como un azucarillo en leche tibia. Suelen aportar al Equipo conflicto nocivo, desconfianza, temor y defensividad, con el desgaste que todo ello supone.

Si estás ante una de las primeras, únete a ella, absorbe tanto aprendizaje como seas capaz y haz tuyas las actuaciones que estén alineadas con tu sistema de valores. Todo ello te hará crecer.

Si en tu camino encuentras una de las segundas, y no te quepa duda de que las encontrarás, poda esa relación, blíndate ante ella y ten la valentía de seguir con coraje tus valores. En todos los sistemas están presentes y suelen dibujarse con unas formas acarameladas que descubrirás poco naturales a poco que tus sentidos se agudicen.

¿Te animas a vivir con coherencia pese a las dificultades que encuentres en el camino?

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