Coaching de Equipos, un camino
Por Jordi Vilá
Cuando empezaba pensé que preparar una sesión con los puntos a tocar, las técnicas a utilizar y una buena planificación, era la receta perfecta para acompañar a equipos en su tránsito de transformación, eso era cuando únicamente contaba con una formación de base.
Poco a poco, con los incidentes vividos, pude ver como eso servía de poco o de nada, que lo importante es lo que el colectivo quiere vivir, adónde quiere ir y la forma en que quiere hacerlo, aunque aún no lo sepan, todas las respuestas están en ellos, no hay nada que aportar, salvo preguntas incómodas, reconocimiento y foco.
Una sesión de coaching de equipos es bailar con la música que sus miembros aportan al espacio, y esa música puede ser cualquiera, desde una danza clásica, hasta el más desenfrenado de los ritmos, o quizás algo tribal o folclórico, es igual lo que yo opine, esa es la música y con ella quiero y debo bailar.
Como coach inicio el proyecto partiendo de la nada, indago para poder mostrárselo y poco más y, a partir de ahí, cualquier intervención deberá ir encaminada, no a mi ego como facilitador que lo hace en la excelencia, si no a servir a mi cliente que no es otro que aquel grupo de personas que decide entrar en la experiencia, yo no soy importante, lo es mi cliente, ¡duro aprendizaje!
Solo desde esa humildad puedo realmente acompañar al equipo allá donde quiera ir, acompañarle al reino de las tinieblas y el fango, explorar en sus miserias, en sus, eufemísticamente hablando, áreas de mejora, oler la podredumbre que hay en el entorno.
Y también, ¡como no!, transitar también por las sendas de su buen hacer, reconociendo esfuerzos, sacrificios, conocimientos y actitudes, yendo a tocar el cielo con la punta de los dedos.
Iniciemos una conversación, por dura que esta sea, investiguemos que os reconforta y que os duele, cuál es la velocidad que queréis llevar, cuáles son vuestros retos, quiénes queréis ser en el futuro más cercano, y también en el más lejano, rescatemos esa ilusión de los inicios, desenmascaremos los miedos y rencores, dejarme que os los muestre, que los ponga sobre la mesa, para que podáis gestionarlos.
No, definitivamente el coaching de equipos no es una muestra de dinámicas con más o menos sentido, es mostrar al equipo quién es e indagar en quién quiere ser, sin anteponer mis intereses.
La pregunta es bien simple: ¿quién queréis llegar a ser y qué estáis dispuestos a hacer por ello?