Capacidad de reacción, la improvisación como aliada
Por Jordi Vilá
20.00h. de un día cualquiera, ¿cualquiera?, ¡No!, al día siguiente 500 alumnos de una universidad se gradúan en el Auditori de Barcelona, acompañándoles del orden de unas 1.700 personas. Mas la decisión judicial a una demanda hace que este acto quede anulado. Hasta ahí, una decisión judicial que da soporte a una demanda presentada por motivos laborales y nada que decir al respecto ya que estamos en una democracia, afortunadamente.
22:30h. del mismo día, a través de un sistema de mensajería virtual los alumnos reciben un escueto mensaje en el que se anula el acto. Lloros, indignación, rabia, emociones contenidas unas y desatadas otras.
En solo dos horas y media los dirigentes del centro universitario han convertido una fiesta en un funeral. La universidad punta de lanza, teórica, de la creatividad, ha sido incapaz de dar una respuesta acorde a su responsabilidad y competencias.
Incoherencia, incoherencia entre lo que dice y lo que hace, realidad feudal de lo que debería ser y lo que es, cerrada en su castillo de conocimiento supurando ostracismo de rancia política universitaria.
Tengo hijos que estuvieron dentro del ámbito escolta resolviendo problemas a 2.000 metros de altitud, sin más recursos que su creatividad, real, su sentido común y la mirada puesta en su responsabilidad.
He visto actuaciones de bomberos, policías, hospitales y otros colectivos sujetos a la improvisación real, que podrían dar importantes lecciones a esos adalides del conocimiento teórico. Personas para las que el servicio a prestar es mucho más importante que el propio ego que incapacita, ata y subyuga voluntades.
Justo en este momento la ceremonia debía comenzar acogiendo bloques de unas 500 personas, ¿cuántos equipamientos existen en Barcelona con esa capacidad o superiores? ¿cuántos de ellos estarán hoy disponibles?
Dejémonos de laboratorios, la vida es la experiencia real y, para vivirla, hay que correr riesgos, no dedicarse a vivir de éxitos pasados y discursos trasnochados.
¿Cuántos de los lectores de este post habrían trenzado soluciones innovadoras al problema, ni que fuera a cuenta de una noche en vela?