A vueltas con los valores

Valores rotosEntraba en una empresa en la que tenía una reunión…hace de eso unos 20 años poco más o menos, o sea, anteayer, pero el impacto que me causó lo que os relato en estas líneas sigue hoy vigente.

La empresa era una pyme dedicada a la estampación metálica y, en el vestíbulo, un cartel de generosas dimensiones anunciaba La calidad es nuestro principal valor. Hasta ahí, todo correcto, la lástima es que tenían una pequeña exposición de sus productos en unos estantes de vidrio, una gran parte de los cuales estaban cuarteados y, algo así como la mitad de las bombillas, estaban fundidas.

Han pasado 20 años, hemos avanzado un montón en casi todos los ámbitos y más aún en los valores, sí, en los valores, ahora en los vestíbulos aparece la declaración de intenciones de la compañía junto con una serie de valores (ya no es solo uno), lo que continúa igual es que tan solo son valores de escaparate, y me explico.

Las organizaciones enuncian un montón de estos elementos, seis, siete…hasta diez he podido ver. Basta preguntar a cualquier directivo o colaborador y ver que, en la mayoría de ocasiones, esos valores no son más que puro acto de manual, ya que nada, o muy poca cosa, de lo que ocurre en la organización, está regido por ellos.

Pongamos un caso, el de la selección de un colaborador de base para un departamento cualquiera. La descripción realizada por Recursos Humanos (seguimos con el nombrecito de marras), tiene en cuenta esos valores ya que ahí vemos una sensibilidad poco habitual, realiza el proceso de selección y considera competencias técnicas, conocimientos y habilidades, así como esos valores.

En el departamento entrevistan a algunos y, de entre ellos, hay uno que tiene el conocimiento de aquel software tan reciente, no obstante, su humildad, uno de los principales valores de la compañía, no es patente y así está indicado en el informe. ¿Adivináis quien es el contratado?.

Esto ocurre una vez tras otra, con lo que un combustible de la motivación tan efectivo como los valores, pierde el sentido y su octanaje deviene próximo a cero, si no negativo, habida cuenta de la incoherencia percibida.

Vayamos a enunciar esos valores esenciales, no más allá de 2 ó 3, valores que ya existan en la compañía, valores que nos muevan, con los que respiremos y que sean vividos al máximo y, a la hora de tomar una decisión, hagámonos una simple pregunta ¿está esto alineado con nuestros valores?. Las competencias técnicas, los conocimientos técnicos, se compran, los valores están marcados en el ADN de los individuos.

¿Seguimos vendiendo folletines o empezamos a crear organizaciones saludables?

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